La zanahoria, el huevo y los granos de café: Tres formas de afrontar los cambios
Ya ha pasado un mes desde que empezamos nuestro confinamiento, y cada vez son mas los cambios a los que nos debemos de ir acostumbrando, pero no siempre es fácil ACEPTAR lo que nos viene sin que lo pidamos. Por ello, nos gustaría que reflexionaras sobre este pequeña fábula que desde INCRESS-IMH, nuestro equipo de desarrollo de personas queremos compartir contigo. Un saludo de todo el Equipo. Y mucho ¡¡¡¡ánimo!!!!
El huevo, la zanahoria y los Granos de Café
Tres Formas de Afrontar los Cambios que esta Crisis Sanitaria nos está acarreando.
Una hija se quejaba con su padre acerca de su vida y cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.
Su padre la llevó a la cocina. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre el fuego. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra.
A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café y lo puso en un tercer recipiente.
Mirando a su hija le dijo: “Hija mía, ¿qué ves?”
“Zanahorias, huevos y café”, fue su respuesta.
Le hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.
La hija le preguntó: ¿Qué significa esto?
Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente.
- La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer.
- El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido.
- Los granos de café sin embargo eran únicos; después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.
“¿Cuál eres tú?”, le preguntó a su hija. “Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes?
- ¿Eres una zanahoria, que parece fuerte pero que, cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza?
- ¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable? Poseías un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación, o un despido, ¿te has vuelto duro y rígido? Por fuera te ves igual, pero… ¿eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón endurecido?
- ¿O eres como un grano de café? El café cambia al agua hirviendo, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición, el café alcanza su mejor sabor. Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor tú reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren.
Y tú ¿Cuál de los tres eres?”